23. Las plantas
Las plantas pueden mejorar notablemente la estética del acuario dándole un aspecto más natural y ayudan a crear un ambiente seguro para los peces.
Las plantas colaboran con el filtro biológico transformando los nitratos generados por éste en materia orgánica cerrando así el ciclo del nitrógeno. Pueden ayudar por tanto al control de los niveles de nitratos en el agua aunque la mejor medida de control siempre serán los cambios de agua.
Siendo cuidadosos podemos aprovechar el efecto de las plantas en los nitratos para alargar el tiempo entre cambios de agua.
Otro beneficio de tener plantas en el acuario es el efecto que tienen en los peces e invertebrados que las pueden usar para cobijarse o escapar del acoso de otros peces.
El contacto visual entre algunos peces puede dar pie a agresiones. En un acuario bien plantado los peces pueden nadar evitando el contacto visual con otros peces que les intimiden evitando así las agresiones.
Algunos tipos de peces no son compatibles con las plantas debido a que son agresivos con ellas, las muerden y desentierran. A este grupo pertenecen casi todos los cíclidos africanos, excepto los de pequeño tamaño. Algunos peces que escarban el fondo tampoco son apropiados para plantas de sustrato.
Si se tratan de nuestras primeras plantas de acuario será más fácil empezar con plantas de bajos requerimientos. En el agua las plantas tienen más dificultades para conseguir los nutrientes que necesitan, especialmente el CO₂.
Las especies exigentes no son en realidad plantas totalmente acuáticas y tienen unas necesidades muy grandes dentro del agua que entran en conflicto con las necesidades de los peces e invertebrados.
Debemos encontrar un equilibrio en el que las necesidades de plantas y peces no entren en conflicto. Es aconsejable empezar con plantas de bajos requerimientos en un acuario medianamente plantado con las plantas que sean capaces de adaptarse mejor al acuario que hemos montado.
Las plantas más comunes que cumplen con bajos requerimientos son las de los géneros:
- Annubias
- Cryptocorine
- Echinodorus
- Vallisneria
Existen muchas variedades de cada uno de estos géneros, así que hay bastantes opciones. Todas las variedades no se comportan igual, tendremos que experimentar para ver cuales se adaptan mejor a nuestro acuario.
Las siguientes especies también son de bajos requerimientos:
- Helecho de Java (Microsorum pteropus)
- Cola de zorro (Ceratophillum demersum)
- Helecho de Sumatra (Ceratopteris thalictroides)
- Ambulia (Limnophila sessiliflora)
- Lenteja de agua (Lemna minor)
Aun siendo de bajos requerimientos necesitan una cantidad de luz entre baja y moderada y un sustrato fértil. Podemos usar un sustrato fertilizado o enterrar pastillas fertilizantes debajo de las plantas.
Para empezar es preferible prescindir del CO₂ por aumentar la complejidad de la instalación pero su uso favorece mucho el crecimiento de las plantas.
Si podemos adquirir un kit de plantas de iniciación barato puede ser la mejor manera de probar. Las que encuentren sus necesitades mejor cubiertas prosperarán mientras que las demás morirán y desaparecerán.
Si son nuestras primeras plantas es preferible evitar las más caras que seguramente serán también las más delicadas y complicadas de mantener.
Es conveniente informarse del tamaño que pueden alcanzar para que no tengamos problemas para mantenerlas dentro del acuario y ofrezcan una mejor armonía visual.
Bolas de musgo, Marimo o Cladophora
Se trata de unas bolas verdes peludas que se parecen a un musgo. En realidad no es una planta sino una alga. Como otras algas, sus requerimientos son extremadamente bajos por lo que pueden subsistir prácticamente en cualquier acuario.
Tienen una apariencia visual agradable y en pequeños acuarios pueden aportar un poco de verde si las plantas no son una opción viable. También pueden dar cobijo a alevines y crías de gambas.
A pesar de ser un alga no supone en principio un peligro que se descontrole ya que tiene un crecimiento muy lento y no se adhiere a las superficies. Aunque sí que pueden desprenderse mechones de pelos que pueden quedar esparcidos por el acuario.
Estas bolas no se forman solas, requieren de una corriente que las mueva haciéndolas rodar por el sustrato. Sin ese movimiento la forma redonda se va perdiendo, y si además está siempre en la misma posición no recibirá luz por abajo y se irá deshaciendo.
Conviene pues ir moviéndolas. Podemos evitar que pierdan su forma si las rodamos entre nuestras manos periódicamente.
Se pueden formar nuevas bolas a partir de los trozos pero también tendremos que ayudarlas a que crezcan con forma esférica y su crecimiento es increiblemente lento.
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